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Que Sofia no lleva mucho en este mundo de la fotografía es evidente, y si ha venido para quedarse lo ignoro, dependerá de si la fotografía es capaz de contener ese ciclón….

Carece de «contaminación visual», esa que a muchos artistas les ensucia el trabajo emulando a nosequien, inconscientemente incluso a veces, las imágenes de Sofia se me aparecen como fantasmas de no se bien que.

Los fotógrafos quieren viajar y descubrir otras culturas y sociedades distintas y retratarlas para dar a conocer su visión de ellas y de este modo aportar su granito de arena, pero a ella le basta con echarse la siesta para llegar a ese mundo en la primera duermevela y traerse las ideas a paladas. Que derroche mas fascinante. Uno busca palabras transcendentes descripciones singulares y explicaciones mas o menos rimbombantes pero si te fijas bien en su trabajo todo es mas sencillo de lo que imaginas.

Daria cualquier cosa por poder mirar ahí dentro donde solo ella puede hacerlo, yo no necesitaría nada mas, aunque solo fuera de reojo. Por suerte o por desgracia, solo cada uno tiene acceso a ese privilegiado lugar, a su propio  pozo de locura a veces lleno y a veces tan vacío que asusta; el de Sofia rebosa hasta el punto de que es imposible contenerlo, aflora en cada una de sus fotos.

De no haber cogido la cámara lo habría expresado con la danza, o lo habría tenido que pintar o lo escribiría o lo habría gritado,  quien sabe…

Disfrutemos mientras ella nos deje, los artistas tienen ese punto en el que de repente dicen basta ya!! y se cansan y se van.

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